La arquitectura más allá de una función social, en los momentos en los que nos encontramos, también ha de tener una función ambiental con conciencia del impacto que tenemos como humanos en la tierra y en los recursos naturales. Por ello se ha de tener en cuenta desde toda la sociedad pero específicamente la arquitectura estos 3 puntos:

  1. Sostenibilidad desde 3 ámbitos: la sostenibilidad tiene que ser tratada desde el enfoque social, teniendo en cuenta como las dinámicas humanas afectan al medio ambienta. El enfoque económico entendiendo el impacto de nuestros hábitos de consumo como consumidores del día a día y como países. El enfoque medioambiental, teniendo en cuenta nuestra relación con el medioambiente.
  2. Ciclo de la vida: Hemos de conocer y ser conscientes de la huella ecológica de nuestras actividades y el impacto que tiene nuestro consumo y nuestros residuos.
  3. Uso de las 3R: Reducir el consumo y los residuos. Reutilizar cosas que permitan su utilización. Reciclar, facilitar la clasificación y tratamiento de nuestros residuos mediante el reciclaje.

Desde la arquitectura, el diseño de nuestros edificios debe de ser lo más sostenible posible. Mediante prácticas como una interacción correcta con la luz solar y la humedad reduciendo así el uso de sistemas artificiales de climatización o edificios con conciencia de entorno que puedan establecer una relación sana con la naturaleza y el entorno que les rodea y los recursos que se utilizan en ella.


Para lo mencionado anteriormente se pueden utilizar dos métodos:

Bioarquitectura: uso de materiales reciclables, locales y con escaso impacto ambiental, eficiencia energética y espacios funcionales

Arquitectura bioclimática: reducir el uso de sistemas de climatización con ventilación cruzada o jardines verticales que promueven la inercia térmica y controlan el soleamiento.


En conclusión, la sostenibilidad no solo se limita a actividades individuales como el reciclaje sino que iniciativas como la rehabilitación de edificios en deterioro, el uso de materiales locales (lo que reduce su huella ecológica), no contaminantes y reciclados y la generalización de prácticas arquitectónicas, a la par que medidas legales, con conciencia de su impacto en el medioambiente.